Hoy quiero hablaros de ese automático aprendido que tenemos todos de manera habitual o en algunos momentos de nuestra vida que es HUIR DE NUESTRAS EMOCIONES, cosa que por cierto, es imposible hacerlo sin que afecte de alguna manera a nuestra salud integral.
Sentimos rechazo, miedo, indefensión… hacia esa emoción desagradable nos ronda, ya sea culpa, ira, tristeza, pánico o el propio miedo, sí, podemos sentir miedo de estar sintiendo miedo y miles de emociones más que van acompañándonos día a día en nuestra vida.
Nuestro automático las intenta bloquear. “Aquí no pasa nada”, voy a disimular, voy a HACER COSAS PARA LLENAR MI TIEMPO Y NO MIRAR A ESTE BICHITO QUE TENGO ACECHANDO, voy a hacer planes, voy a autoconvencerme de que no me pasa nada, será la regla, será que he dormido mal… etc etc. Y sí, a veces esas emociones que no nos resultan agradables llevan carga hormonal, tienen que ver con el descanso o con tener un mal día, cierto, pero no siempre es así y aquí os invito a MIRAR DENTRO, sin prisa ni miedo y ver si realmente hay algo dentro de mí queriendo hablarme, queriendo que haga algo o queriendo un cambio, o simplemente es un día de esos en los que mejor respirar hondo, cuidarse y mimarse mucho y dejar que pase.
Normalmente, cuando intentamos disimular que todo está bien o tapamos esa emoción, nuestro cuerpo sufre, sufre nuestro estado anímico, nuestro cuerpo energético empieza a estancarse en algunos sitios bloqueando el libre paso de energía por nuestros chakras y empezamos a sentir no sólo esa emoción, sino desesperación, incomodidad, empezamos a enfadarnos con quien no tiene culpa de nada, empezamos a ver la vida con menos color y a sentirnos desdichados y no merecedores de toda la alegría y el amor del universo. Estamos negándonos a nosotros mismos, estamos queriendo callar nuestra alma, estamos quitándonos luz, brillo y energía vital.
La gran mayoría de veces tu alma sonríe grande cuando únicamente, te permites MIRAR DE FRENTE a esa emoción, pararte a SENTIRLA, ver su forma, su intensidad, ver incluso en qué parte de tu cuerpo se estanca o se esconde. Mírala, no la ignores, lo único que necesita es tener un lugar para ella. No te va a hacer nada, va a estar ahí igualmente, así que al menos dale un espacio dentro de ti, abrázala, sonríele, y dale las gracias por llegar y mostrarte algo, por llegar y hacerte consciente de que quizás, sólo quizás, puedas hacer ALGO MÁS POR TI.
Seguro que habéis oído hablar algo de “Gestión emocional” o “no sabe gestionar sus emociones” o “estoy aprendiendo a gestionar mis emociones”… Esto a algunos les suena familiar y lo practican, y a otros os puede sonar a algo abstracto o lejano. Sólo quiero deciros que lo primero para poder adentrarnos un poco más en este concepto, para poder empezar a experimentar algo diferente a nivel emocional en nuestra vida, lo primero es ESCUCHARSE, como escucharías a tu hijo, como escucharías a alguien querido que necesita expresarse y ser atendido. ESCÚCHATE con el corazón abierto.
En consulta puedo ver día a día las repercusiones de querer tapar nuestras emociones y seguir rodando en la vida como si no pasara nada. Acudís a consulta con dolores físicos, rigidez, contracturas, apatía, desánimo, pereza, cansancio, insomnio… y voy a parar porque podríamos llenar folios y folios contando los múltiples síntomas que vienen desencadenados en gran parte por no coger las riendas de nuestras vidas, por no tomar decisiones, por no escuchar nuestras necesidades y por postergar aquello que sabemos importante y prioritario para nosotros, atendiendo antes las necesidades de los demás que las nuestras.
Resumiendo: escúchate con el corazón de par en par y haz los cambios necesarios para sentirte mejor con eso que sientes.
Cecilia Neva.